FUNDAMENTOS
Con el horizonte puesto en fortalecer experiencias organizativas y aportar al crecimiento de un proyecto político nacional y popular, emprendemos la tarea sistemática de formar a nuestros militantes y a todas aquellas personas que se sientan comprometidas con su realidad,
Entendemos que es fundamental para la acción política generar ámbitos de formación que aporten sentido teórico para fundamentar esa acción. La militancia es la base para la política, porque constituye en su imagen el compromiso entre la inteligencia y la acción para transformar la realidad. Así también consideramos que la formación política no es un tema endógeno, se alimenta con las experiencias colectivas de compañeros y compañeras.
Además, la capacitación tiende a generar mayores y más eficientes niveles de organización para que sea posible acompañar en algunos casos y conducir en otros, todas las demandas que se multiplican en esta coyuntura (sin perder de vista las actuales características del planteo de demandas que están atravesadas por la presencia de las nuevas tecnologías y la consiguiente constitución de nuevas subjetividades). Principalmente, entendemos que la formación es la base para que nuestras acciones tengan un sentido estratégico.
La concepción política que subyace a esta propuesta se vincula con la idea de que es posible articular y dar forma a una organización política a partir de una instancia específica del planteo de demandas sociales de distinta índole. En definitiva, es la construcción de una propuesta colectiva que recoja las demandas de las mayorías y minorías para actuar sobre lo público.
El objetivo es constituirnos como un sujeto colectivo crítico, capaz de aportar a la construcción de una opción de poder, desde el vínculo virtuoso entre pensamiento situado y acción concreta. Superar la escisión entre “quienes piensan y quienes hacen”. Y también, para ser capaces de construir nuevos conocimientos de manera colectiva, vinculados a nuestras realidades, a nuestras necesidades.
El debate y la puesta en común acerca de concepciones sobre lo político y el poder, en la coyuntura actual generan un oportunidad para llevar adelante un proceso de este tipo, que tienda a lograr coherencia necesaria en la acción. No se trata simplemente de acumular datos, sino aprender a relacionarlos entre sí y en prácticas concretas en los territorios.
Así, las tendencias en la organización y en el diseño de acciones concretas tendrán también en esta propuesta un correlato reflexivo, única garantía de la conformación de un ámbito cuyos liderazgos pueden explicitar la concepción política que sustenta cada una de sus propuestas.
Resulta impostergable la tarea, no ya de conformar espacios de discusión, sino más bien de diseñar cursos de acción y producción de conocimiento acordes a las demandas populares. Formaciones que den respuestas a la complejización creciente de los procesos sociales, políticos y económicos. Sin sentirnos incómodos, inconformes o indignados ante la realidad cotidiana, no es posible teorizar más allá de una descripción complaciente.
Entendemos que es fundamental para la acción política generar ámbitos de formación que aporten sentido teórico para fundamentar esa acción. La militancia es la base para la política, porque constituye en su imagen el compromiso entre la inteligencia y la acción para transformar la realidad. Así también consideramos que la formación política no es un tema endógeno, se alimenta con las experiencias colectivas de compañeros y compañeras.
Además, la capacitación tiende a generar mayores y más eficientes niveles de organización para que sea posible acompañar en algunos casos y conducir en otros, todas las demandas que se multiplican en esta coyuntura (sin perder de vista las actuales características del planteo de demandas que están atravesadas por la presencia de las nuevas tecnologías y la consiguiente constitución de nuevas subjetividades). Principalmente, entendemos que la formación es la base para que nuestras acciones tengan un sentido estratégico.
La concepción política que subyace a esta propuesta se vincula con la idea de que es posible articular y dar forma a una organización política a partir de una instancia específica del planteo de demandas sociales de distinta índole. En definitiva, es la construcción de una propuesta colectiva que recoja las demandas de las mayorías y minorías para actuar sobre lo público.
El objetivo es constituirnos como un sujeto colectivo crítico, capaz de aportar a la construcción de una opción de poder, desde el vínculo virtuoso entre pensamiento situado y acción concreta. Superar la escisión entre “quienes piensan y quienes hacen”. Y también, para ser capaces de construir nuevos conocimientos de manera colectiva, vinculados a nuestras realidades, a nuestras necesidades.
El debate y la puesta en común acerca de concepciones sobre lo político y el poder, en la coyuntura actual generan un oportunidad para llevar adelante un proceso de este tipo, que tienda a lograr coherencia necesaria en la acción. No se trata simplemente de acumular datos, sino aprender a relacionarlos entre sí y en prácticas concretas en los territorios.
Así, las tendencias en la organización y en el diseño de acciones concretas tendrán también en esta propuesta un correlato reflexivo, única garantía de la conformación de un ámbito cuyos liderazgos pueden explicitar la concepción política que sustenta cada una de sus propuestas.
Resulta impostergable la tarea, no ya de conformar espacios de discusión, sino más bien de diseñar cursos de acción y producción de conocimiento acordes a las demandas populares. Formaciones que den respuestas a la complejización creciente de los procesos sociales, políticos y económicos. Sin sentirnos incómodos, inconformes o indignados ante la realidad cotidiana, no es posible teorizar más allá de una descripción complaciente.